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Los 8 secretos del sistema inmunitario

Estudiamos los misterios de nuestro sistema inmunitario, y presentamos información actualizada sobre los consejos que hay que seguir para reforzar nuestras defensas inmunitarias.

Ataque del sistema inmunitario

Como nos lo recuerda el invierno, el sistema inmunitario es nuestra primera barrera contra las agresiones del exterior: virus, bacterias y patógenos diversos... ¡Aunque ya conocemos la función defensiva que desempeña nuestro sistema inmunitario a grandes rasgos, éste también tiene secretos que revelarnos!

Hay dos tipos de inmunidad

El cuerpo posee una inmunidad innata: ésta es la que funciona en todo momento, dispuesta a luchar contra los agresores externos, ¡sin importar mucho quiénes sean éstos precisamente! Después de la piel y las mucosas, los primeros escudos que se presentan frente a las agresiones, el sistema inflamatorio es el que toma el relevo, dejando vía libre a los fagocitos, unos glóbulos blancos especializados en la ingesta y la destrucción de los agentes patógenos.

La inmunidad adquirida, por su parte, actúa una vez que se ha producido la infección: el cuerpo aprende a reconocer a los agresores, y desarrolla una respuesta específica. Entonces, son otros glóbulos blancos los que actúan principalmente, los linfocitos. Éstos producen anticuerpos especialmente creados para destruir a los patógenos en cuestión. La inmunidad adquirida, o específica, permite posteriormente la memoria inmunológica: se trata de un mecanismo que permite por ejemplo no coger varias veces la varicela o la mononucleosis.

Las relaciones entre la inmunidad y el intestino son estrechas

¡Pues bien! Este hecho va siendo más conocido, y tanto es así que a menudo se denomina al intestino el “segundo cerebro”. En efecto, nosotros dejamos pasar a una serie de organismos patógenos a través de la alimentación. Si bien el medio hostil del estómago se encarga de destruir a algunos de estos, la acción más importante tiene lugar en el intestino, ya que es allí donde lo esencial de los nutrientes es transferido a la circulación sanguínea. Por tanto, el intestino contiene un gran número de células inmunitarias, que van a absorber los elementos nocivos antes de que éstos puedan colonizar el organismo. A continuación, éste se encarga de eliminarlos por las vías naturales (1).

Para que el sistema inmunitario sea eficaz, conviene que usted cuide su flora intestinal, especialmente reforzando la actividad de las bacterias presentes naturalmente, ya que éstas modulan y refuerzan la actividad inmunitaria. Para que su alimentación sea rica en probióticos, consuma alimentos fermentados (yogures, queso, col fermentada, soja fermentada...) o probióticos.

El estrés crónico es una amenaza para el sistema inmunitario

Cuando el cuerpo se enfrenta a una situación angustiosa, reacciona con respuestas hormonales, adrenalina y cortisol en primer lugar. Éstos permiten acelerar el ritmo cardiaco y proporcionar al organismo suficiente energía para afrontarla. Pero cuando el estrés se eterniza o se vuelve a producir demasiado regularmente, las respuestas hormonales se hacen demasiado fuertes: el cortisol en particular posiblemente contribuye a hacer “resistentes” a las células inmunitarias, haciéndolas menos eficaces frente a los patógenos. El estrés estimula también excesivamente a los glóbulos blancos, lo que provoca una inflamación exacerbada, con un efecto nefasto para el cuerpo (2). ¡Para cuidar su sistema inmunitario: relájese! No dude en probar las diferentes técnicas de relajación que pueden ayudarle enormemente a lograrlo.

Hacer deporte favorece una buena salud inmunitaria

Los estudios son rotundos: practicar una actividad física regular protege el sistema inmunitario, especialmente en el timo. Esta pequeña glándula situada en la base del cerebro produce linfocitos T, esenciales para la respuesta inmunitaria, y se debilita con la edad. Ahora bien, el deporte permite mantener una buena actividad del timo a lo largo de los años. Como la actividad física también permite disminuir los niveles de estrés, ¡el beneficio es completo! No obstante, ¡Atención!: hacer deporte de manera demasiado intensa puede tener el efecto inverso, por tanto, no se trata de agotarse con el esfuerzo: una actividad regular y moderada parece ser una buena solución intermedia para lograr una buena salud inmunitaria (3).

Las plantas adaptógenas son las aliadas de nuestro sistema inmunitario

Estas plantas de mil propiedades tienen efectos excepcionales en la actividad inmunitaria. El ginseng tiene efectos estimulantes en todas las células inmunitarias, macrófagos, linfocitos... (4) La Withania somnífera, bufera, ashwaganda o ginseng indio, otra planta adaptógena, tiene una acción inmunoestimulante, y aumenta el número de glóbulos blancos capaces de luchar contra las agresiones exteriores (5). La rodhiola, el eleuterococo y la maca estimulan eficazmente las reacciones de defensa inmunitaria (6,7,8). Estas plantas son además ricas en moléculas antioxidantes y antiinflamatorias, y luchan potentemente, en la prevención y en el tratamiento, contra las infecciones virales y bacterianas. Usted puede encontrarlas todas o casi todas en Adaptix, un complemento alimenticio adaptógeno excepcional que deberían tomar todas las personas fragilizadas.

¿Está usted agotado? ¡Probablemente su sistema inmunitario también lo está!

Cuando dormimos, el organismo recarga todas sus baterías fisiológicas necesarias para el buen funcionamiento del cuerpo, incluidas sus defensas inmunitarias. Cuando nos falta sueño, o cuando éste no es suficientemente reparador, las células inmunitarias son menos numerosas y menos eficaces (9). Para asegurarse de tener un sueño suficiente y profundo, se aconseja limitar al máximo los excitantes (café, té, alcohol y bebidas energizantes) y las pantallas antes de dormir. La sofrología o la relajación pueden ayudarle si usted padece de insomnio y si tiene problemas a la hora de vaciar su mente antes de acostarse. La valeriana o la melatonina son complementos alimenticios que también facilitan el adormecimiento: ¡usted tiene dónde elegir para pasar unas buenas noches!

La alimentación desempeña un papel primordial en el sistema inmunitario

Se dice a menudo que la alimentación es el primer remedio. Ése es también el caso aquí: una malnutrición provoca una grave disfunción de las defensas naturales, que permite a los agentes patógenos penetrar más fácilmente en el organismo. Unas comidas diversificadas y equilibradas deben aportar el conjunto de nutrientes necesarios para su buen funcionamiento. Además de los alimentos ricos en probióticos, que cuidan de la flora intestinal, los alimentos ricos en vitamina y minerales estimulan eficazmente el funcionamiento del sistema inmunitario. Opte por las frutas y las verduras, ricas en vitaminas y minerales, el pescado graso, rico en “grasas buenas”, en vitamina D y en zinc, los frutos secos, ricos en magnesio... No dude en considerar los complejos multivitamínicos si siente la necesidad de tomarlos: una cura de Daily 3 seguro que dinamizará su sistema inmunitario. La fórmula ha sido puesta al día en 2019 para lograr un nivel de excelencia nunca logrado antes: 42 ingredientes excepcionales (entre los que se encuentran 12 vitaminas y 8 minerales) en formas naturales y óptimas para el organismo.

Para lograr una inmunidad reforzada... ¡ríase!

Los investigadores lo han probado: dejarse llevar por la hilaridad estimula las defensas inmunitarias (10). Reír hace bajar el nivel de cortisol, la hormona del estrés, y aumenta la cantidad y la eficacia de las inmunoglobulinas (los anticuerpos que circulan en el organismo) y de los linfocitos. La risa ¡un remedio que hay que tomar todos los días y sin moderación!

El sistema inmunitario es un sistema complejo, en el que intervienen numerosos elementos. ¡Opte por un estilo de vida saludable, por el buen humor y nuestros trucos de salud para lograr una salud inmunitaria excepcional, y reduzca el riesgo de que su vida diaria se eche a perder por las enfermedades del invierno!

Referencias

  1. John B. Furness, Wolfgang A. A. Kunze, and Nadine Clerc. The intestine as a sensory organ: neural, endocrine, and immune responses. American Journal of Physiology-Gastrointestinal and Liver Physiology 1999 277:5, G922-G928. 
  2. David N Khansari, Anthony J Murgo, Robert E Faith, Effects of stress on the immune system, Immunology Today, Volume 11, 1990, Pages 170-175. 
  3. Duggal, NA, Pollock, RD, Lazarus, NR, Harridge, S, Lord, JM. Major features of immunesenescence, including reduced thymic output, are ameliorated by high levels of physical activity in adulthood. Aging Cell. 2018; 17:e12750.
  4. Kang S, Min H. Ginseng, the 'Immunity Boost': The Effects of Panax ginseng on Immune System. J Ginseng Res. 2012;36(4):354–368. 
  5. Mohammed Ziauddin, Neeta Phansalkar, Pralhad Patki, Sham Diwanay, Bhushan Patwardhan, Studies on the immunomodulatory effects of Ashwagandha, Journal of Ethnopharmacology, Volume 50, Issue 2, 1996, Pages 69-76. 
  6. Jung-Yeal Kim, Young-Jong Lee, A Study on the Effects of Rhodiola rosea Root on the Immune System, Kor. J. Herbology 2008;23(4):179-189. 
  7. Gerhard G. Steinmann, Anke Esperester, Peter Joller, Immunopharmacological in vitro Effects of Eleutherococcus senticosus Extracts. Arzneimittelforschung 2001; 51(1): 76-83
  8. Wei Wang, Ye Zou, Qian Li, Riwen Mao, Xingjun Shao, Dun Jin, Daheng Zheng, Ting Zhao, Huifen Zhu, Lin Zhang, Liuqing Yang, Xiangyang Wu, Immunomodulatory effects of a polysaccharide purified from Lepidium meyenii Walp. on macrophages, Process Biochemistry, Volume 51, Issue 4, 2016, Pages 542-553. 
  9. Lange, T. , Dimitrov, S. and Born, J. (2010), Effects of sleep and circadian rhythm on the human immune system. Annals of the New York Academy of Sciences, 1193: 48-59.
  10. Dillon, K. M., Minchoff, B., & Baker, K. H. (1986). Positive Emotional States and Enhancement of the Immune System. The International Journal of Psychiatry in Medicine, 15(1), 13–18.

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