Unos investigadores han logrado cuantificar la importancia de los factores de riesgo potencialmente modificables para el
derrame cerebral en diferentes regiones del mundo. Un accidente cerebrovascular que da mucho miedo y con razón. Así pues, he aquí la lista así como una pequeña ayuda suplementaria no mencionada en el estudio.
La hipertensión, el consumo de tabaco, la falta de actividad física y el sobrepeso son factores de riesgo especialmente implicados en las poblaciones occidentales, lo que no es realmente una sorpresa. Aquí tiene, desordenados, los 10 factores descubiertos por los investigadores que constituyen cerca del 90 % de los derrames cerebrales o ictus ocurridos en el mundo (1):
- Hipertensión
- Falta de actividad física
- Alimentación
- Sobrepeso
- Factores psicosociales (depresión, estrés, ansiedad)
- Consumo de tabaco
- Problemas cardiacos
- Consumo de alcohol
- Diabetes mellitus (DM) o sacarina
- El nivel de apolipoproteína A en relación al de la apolipoproteína B.
Unos minutos bastan
Un derrame cerebral, también conocido como ictus, apoplejía o accidente cerebrovascular, es un fallo de la circulación de la sangre que afecta a una parte del cerebro. Se produce cuando un vaso sanguíneo estalla o se encuentra de repente obstruido por un coágulo de sangre. Miles de células se encuentran entonces privadas de oxígeno y de elementos esenciales para su funcionamiento.
Bastan sólo unos minutos de privación solamente para hacerlas morir : éstas no se regenerarán. Cuanto más grande es la región privada de oxígeno, mayor es el riesgo de que las secuelas sean importantes. Esto explica por qué las personas víctimas de un derrame cerebral tienen dificultades para hablar, problemas de memoria o una parálisis más o menos importante. Solamente un individuo de cada 10 se recupera completamente.
Felizmente, el cerebro, del que no conocemos todavía todos sus secretos, posee cierta capacidad de adaptación. Unas células nerviosas logran a veces tomar el relevo de las células asfixiadas cuando están suficientemente estimuladas.
Ante todo prevención
Las dificultades para recuperar la totalidad de las funciones anteriores al accidente explican por qué es crucial contar totalmente con la prevención. El problema es que su ocurrencia es totalmente imprevisible. En efecto, no existe ningún síntoma que lo anuncie y por tanto es preciso arreglarse con los 10 factores de riesgo identificados por los investigadores del estudio Interstroke. Dejar de fumar, retomar el ejercicio físico, reaprender a comer de forma sana, eliminar su nivel de estrés diario: tantas recomendaciones evidentes que se repiten una y otra vez durante las campañas publicitarias sin que sin embargo se escuchen. A veces, hace falta un pequeño aviso para que la persona tome conciencia de la urgencia de hacer un cambio de modo de vida: se habla de mini derrame cerebral. Muy a menudo, desgraciadamente, el derrame cerebral surge sin anunciarse. La hipertensión, factor principal de riesgo, pero que no presenta ningún síntoma visible, es a menudo la responsable insidiosa de éste...
La función clave del magnesio en la circulación
Hay otro medio de prevención, menos conocido, para prevenir el riesgo de derrame cerebral. La literatura científica ha mostrado que una
alimentación rica en magnesio y sobre todo, en potasio, baja la tensión arterial y contribuye a prevenir los derrames cerebrales (2,3). Desgraciadamente, este último está presente sobre todo en las nueces, las semillas, las leguminosas y las verduras de hojas verde oscuro, que resulta que cada vez se consumen menos… De ahí que tomar suplementos de potasio podría ser una buena idea de prevención. Según la literatura existente, una dosis de alrededor de 75 mEq (miliequivalentes) (es decir unos 3,5 g) al día podría ser ideal para reducir el riesgo (4). A título de información, las necesidades de un adulto normal se situarían según las fuentes entre 40 y 80 mEq (miliequivalentes).
La mayoría de las personas que han conocido a un allegado víctima de un derrame cerebral afirman no tener miedo a morir del derrame. Al contrario,
temen sobrevivir a éste ya que tiene secuelas importantes. ¿Es preciso por tanto verse confrontado a éste directa o indirectamente para comprender la importancia de la prevención?