El bronceado es una reacción natural de protección de la piel contra los rayos ultravioletas (UV) emitidos por el sol o las lámparas bronceadoras.
Cuando la piel está expuesta a estos rayos, produce más melanina, un pigmento que le da su color bronceado.
La melanina protege parcialmente la piel de los rayos UV y reduce los daños como por ejemplo las quemaduras. Sólo que su eficacia es limitada y no puede impedir todos los efectos perjudiciales de la exposición solar (en particular las "quemaduras solares" y los riesgos de cáncer), de ahí la importancia de protegerse del sol.
Veamos ahora qué vitaminas pueden ayudar a preparar la piel para la exposición solar y para un bronceado más eficaz y seguro.
Los carotenoides son pigmentos naturales entre los cuales se encuentra el licopeno, la astaxantina, la zeaxantina, la luteína y el beta-caroteno. Este último es un precursor de la vitamina A, que contribuye al mantenimiento de una piel y unas mucosas normales.
No es un mito: la mayoría de los carotenoides, y el betacaroteno en particular, contribuyen a un tono más dorado (amarillo-naranja) (1) y se cree que aumentan ligeramente la protección contra los rayos UV. A menudo se incluyen en productos cosméticos para prevenir el fotoenvejecimiento inducido por los rayos UV (2).
Algunos estudios sugieren que el consumo de carotenoides puede aumentar la dosis mínima eritematosa o DEM (la menor cantidad de luz capaz de provocar una quemadura solar tras 24 horas en el punto de exposición). Cuanto mayor sea el DEM, más protegida estará la piel de los rayos UV.
Encontrará carotenoides en frutas y verduras generalmente de colores vivos como pimientos, brócoli, zanahorias, albaricoques, melones, frutos rojos, tomates, etc., o en mayores dosis en complementos específicos (como Carottol™).
Tenga en cuenta que esta forma de protección sigue siendo limitada, y no le exime en modo alguno de utilizar cremas solares o ropa protectora. Además, los complementos de carotenoides no están recomendados para todo el mundo: los estudios demuestran que puede haber un mayor riesgo de cáncer de piel en determinados perfiles, sobre todo los fumadores. No dude en pedir consejo a su médico.
Antioxidante, la vitamina C ayuda a proteger las células de la piel del estrés oxidativo provocado por la exposición al sol (3).
También interviene en la formación normal de colágeno (la proteína más abundante de la piel), ayudando a la piel a mantenerse flexible y sana a pesar de “la agresión” del sol.
Encontrará vitamina C especialmente en los cítricos, pimientos, kiwi, perejil... y en complementos alimenticios (como Triple C). Sin embargo, también en este caso, la vitamina C complementa, pero no sustituye el uso de crema solar.
La vitamina E es otro potente antioxidante interesante para el bronceado.
Cuando nos exponemos al sol, los niveles de vitamina E pueden agotarse rápidamente, ya que la vitamina E está muy implicada en la lucha contra los agentes agresivos provocados por los rayos UV. Se cree que también reduce la inflamación cutánea inducida por el sol (4).
El consumo de alimentos ricos en vitamina E, o los complementos de vitamina E, idealmente de α-tocoferol (la forma más activa, disponible por ejemplo en Natural E 400), por tanto, parece una forma sensata de ayudar a broncearse de manera saludable. Sin embargo, también en este caso la protección solar sigue siendo esencial.
Tenga en cuenta que las cremas y los cosméticos suelen estar enriquecidos con vitamina E para aprovechar sus propiedades antioxidantes.
El mejor bronceado es el que permite evitar molestias como quemaduras solares y reacciones alérgicas, al tiempo que se reduce el riesgo de cáncer o envejecimiento prematuro a largo plazo. Siga estos consejos para conseguirlo.
Muchas personas creen que las cabinas UV ayudan a preparar la piel para protegerse mejor de los rayos del sol antes de irse de vacaciones. En realidad,el bronceado asociado a estas cabinas es efímero, porque las máquinas no emiten suficientes rayos UV-B para producir nueva melanina. En consecuencia, no proporciona ninguna protección contra los futuros rayos UV naturales.
Pasados los 30 años, el número de melanocitos disminuye de un 10 a un 20 % por década, de ahí la mayor dificultad para broncearse con la edad. Una posible solución es utilizar un suplemento como el hidrolizado de queratina estandarizado en melanina (como Tan-Aid).
Aunque no sustituyen al uso de crema solar, los ácidos grasos omega 3 también podrían contribuir a la autoprotección natural de la piel.
Se integran en las membranas de las células cutáneas, desempeñando un pequeño papel para mantenerlas sanas frente a la agresión de los rayos UV.
Los omega 3 se encuentran en el pescado azul, los frutos secos y los aceites de pescado (como Super Omega 3).
Los UV-B, responsables de un bronceado retardado pero duradero
Dos tipos de rayos ultravioletas (UV) tienen efecto sobre la piel, y cada uno tiene un efecto diferente.
En primer lugar, los rayos UV-B son fácilmente bloqueados por la epidermis, la primera capa de la piel. Son ellos los que provocan las “quemaduras solares” y son los más peligrosos a corto plazo, ya que pueden desencadenar cánceres de la piel superficial (como el carcinoma).
Frente a los rayos UV-B, ciertas células – los melanocitos – reaccionan produciendo gránulos de melanina, un pigmento encargado de absorber los futuros rayos, y así protegen mejor la piel para las próximas exposiciones.
Estas células encierran los gránulos en vesículas llamadas melanosomas: cuanto más numerosos y voluminosos son, más oscura se vuelve la piel, y más avanza la “autoprotección”.
Durante este tiempo, los queratinocitos, las células de la capa superficial de la piel, se multiplican para hacerla más sólida y menos permeable a los rayos UV.
Es este doble proceso el que proporciona una piel firme y dorada. Dicho bronceado se produce entre 48 y 72 horas después de la exposición y puede durar varias semanas.
Los rayos UV-A provocan la rápida aparición de un bronceado efímero
Los rayos UV-A son menos energéticos, pero penetran más profundamente en la piel.
Provocan daños a largo plazo en las células y componentes de la piel, acelerando gradualmente su envejecimiento y pueden ser la causa de cánceres (como el melanoma).
Estos rayos también desencadenan una reacción protectora “activando” la melanina ya presente, ayudando a que esté aún más bronceado.
Este tipo de bronceado aparece unos minutos después de la exposición, pero desaparece muy rápidamente. Es el bronceado característico de los salones de belleza.
Referencias
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