Agotamiento, tez pálida, dificultad para respirar... ¿y si fuera anemia? Nuestras soluciones para corregir esta anomalía de la sangre, mucho más frecuente de lo que pensamos.
La anemia consiste en una disminución anormal del número de glóbulos rojos (hematíes) en la sangre o en una disminución en la concentración de la hemoglobina (una proteína responsable del transporte de oxígeno a los órganos) (1).
Cuando una anemia es leve, pasa a menudo desapercibida. En cambio si se agrava, provoca diferentes síntomas relacionados con una mala oxigenación de los tejidos: dificultad para respirar al hacer esfuerzo, palidez, fatiga intensa, aceleración del ritmo cardíaco, mareos, falta de concentración... (2)
Para combatir la anemia, primero es necesario identificar la causa. Ésta puede ser el resultado de un defecto de la producción de glóbulos rojos en la médula ósea (causas centrales), o de su pérdida o destrucción por el organismo (causas periféricas).
La deficiencia de hierro (o deficiencia marcial) sigue siendo la principal causa identificada de anemia, ya que se estima que afecta a 1.500 millones de personas en todo el mundo: se conoce como anemia ferropénica (3). Este mineral contribuye directamente a la formación normal de los glóbulos rojos y de la hemoglobina, al entrar en la composición del hemo . Esta forma de anemia afecta sobre todo a las mujeres embarazadas, cuyas necesidades aumentan para adaptarse al crecimiento del feto y compensar el aumento del volumen sanguíneo (4).
La anemia también puede deberse a una falta de vitamina B9 o de vitamina B12 (5-6), (ya que estas dos son necesarias para la maduración de los glóbulos rojos), de su malabsorción intestinal (es el caso de la anemia perniciosa) (7), de una enfermedad inflamatoria crónica, de una patología renal que provoca un déficit de eritropoyetina (EPO), o de una insuficiencia de la médula ósea (8).
Las hemorragias tras una menstruación abundante o las hemorragias digestivas son las causas periféricas más frecuentes (9-10). Más raramente, unas anomalías de la estructura de la hemoglobina (presentes en la anemia falciforme o talasemia) o la fabricación de anticuerpos dirigidos contra los glóbulos rojos lisan prematuramente los glóbulos rojos y pueden provocar las llamadas anemias hemolíticas (11).
Una vez que el médico ha realizado el diagnóstico de anemia ferropénica, se suelen ofrecer suplementos orales de hierro como tratamiento de primera línea (12). En teoría, el tratamiento debe continuar durante 3 meses como mínimo y administrarse fuera de las comidas.
Cuando los complementos orales no son suficientes, o las pérdidas de hierro superan la capacidad de absorción del organismo o bien existe una patología intestinal subyacente, puede estar indicada una infusión de hierro (13).
La anemia que aparece repentinamente (tras una hemorragia masiva o una intervención quirúrgica, por ejemplo) requiere a veces una transfusión de sangre (14). No obstante, es una opción terapéutica de último recurso, ya que está sujeta a complicaciones.
Les inyecciones de EPO también se utilizan en ciertas patologías graves y crónicas (diálisis, quimioterapia...) para estimular la médula ósea y tratar la anemia reduciendo al mismo tiempo el riesgo de transfusión. (15).
Una persona que recibe tratamiento para la anemia ferropénica debería mostrar una mejoría de los síntomas en pocas semanas.
Para objetivar la eficacia del tratamiento, el médico comprueba el nivel de hemoglobina con un análisis de sangre, que suele normalizarse en un plazo de 6 a 8 semanas. También evalúa el nivel de ferritina reflejo de las reservas de hierro del organismo) 3 meses después de iniciar el tratamiento: los niveles normales suelen indicar el fin de la suplementación. (16).
En caso de anemia, es importante seguir una dieta suficientemente rica en hierro, pero también bien provista de vitaminas B9 (verduras de hoja verde, legumbres…) y B12 (productos de origen animal).
Con 16,1 mg/100 g, la morcilla es considerada con razón la campeona del hierro. El hígado de ternera o la carne roja son también buenas fuentes, que deben consumirse 2 veces por semana (17).
En cuanto a las plantas, la soja y el tofu (2,4 mg/100 g) obtienen buenos resultados. Sin embargo, siguen estando muy por detrás delalga nori y sus 234 mg/100 g (18). Tenga en cuenta que el hierro no hemo (procedente de plantas, huevos o leche) se asimila peor por naturaleza que el hierro hemo (procedente de productos cárnicos)
Las frutas frescas contienen de forma natural poco hierro. Las frutas oleaginosas (como el sésamo, las almendras, las avellanas…) así como los frutos secos (como los higos secos) contienen algo más. En cambio, los cítricos, los pimientos o el kiwi potencian la asimilación del hierro vegetal dentro de una comida gracias a su riqueza en vitamina C (19).
Las espinacas no se quedan atrás con sus 3,61 mg/100 g. Pero las legumbres (lentejas, judías flageolet, judías pintas…) contienen casi el doble. No obstante, las hierbas aromáticas secas son las que se ganan el premio de oro, entre las que se encuentra el tomillo (124 mg/100 g) (20).
El jengibre, y todavía más el comino, el fenogreco y la cúrcuma tienen un contenido de hierro especialmente elevado (21). Aunque se consuman en pequeñas cantidades, estas especias pueden añadirse a las demás ingestas de hierro durante el día. Otros buenos aliados son el cacao en polvo y el chocolate negro.
Actualmente se reconoce que los taninos contenidos en el té (pero también las uvas o los frutos rojos) ralentizan la correcta absorción del hierro, al igual que los los fitatos de los cereales y las legumbres. (22-23). Por tanto, cuando se tiene anemia, es aconsejable ingerirlos por separado de la administración de suplementos de hierro.
No se debe considerar la administración de suplementos de hierro sin un análisis de sangre, ya que el exceso de hierro en el organismo es perjudicial. Si tiene una clara deficiencia de hierro, recurra a un complemento de hierro seguro y eficaz.
Algunas formas de hierro, como el sulfato ferroso, el citrato de hierro o el D-gluconato de hierro, provocan muchos efectos adversos, como trastornos gástricos (24). El bisglicinato ferroso (que se encuentra en la fórmula Iron Bisglycinate) no solo tiene una excelente tolerancia, sino además una biodisponibilidad óptima debido a su bajo peso molecular y a su falta de carga iónica (que reduce las interacciones con otros nutrientes) (25).
Cuando la anemia se debe a una deficiencia de folato (malnutrición, embarazo, medicamentos citotóxicos…) o de vitamina B12 (dieta vegetariana estricta), se puede iniciar una suplementación selectiva , siempre con la aprobación de su médico (por ejemplo, con SuperFolate 200 mcg para la vitamina B9 o Methylcobalamine para la vitamina B12).
Referencias
Palabras clave
Debe estar conectado a su cuenta para poder dejar un comentario
Este artículo no ha sido comentado todavía, sea el primero en dar su opinión
1 Dias
Supersmart es una apuesta segura en el sector de los complementos nutricionales. Enhorabuena por los productos y el servicio.
Francisco Jose Espinosa
3 Dias
El pedido llegó rápido y es de calidad
RUIZ ESCOBAR Beatriz
4 Dias
El envío ha llegado con inusitada rapidez en estas fechas de exceso de envíos
FERNANDEZ OSORIO Jose Maria
7 Dias
cumple con lo necesario
Domenico Dintino
8 Dias
Excelente producto, precio y servicio
PEREZ RODRIGUEZ Jose Manuel
8 Dias
Llevo varios años comprando varios productos y estoy contento. El servicio de entrega es muy serio y cumplen con las fechas indicadas.
Sr. Reizábal Riaño
12 Dias
Todo perfecto como siempre. Gracias y saludos,
ARRANZ DIEZ Lluisa
12 Dias
Todo perfecto.
sergio collado mateos
12 Dias
CALIDAD Y SERVICIO
Sr. Graells Segarra
12 Dias
Tiene buenos productos
FERNANDEZ Maria Paloma
12 Dias
Los productos que he tomado son muy buenos y efectivos, no tienen conservantes que dañan la salud.
Encarnación TJ
16 Dias
Han mejorado considerablemente los plazos de entrega
Manuel V.
16 Dias
El pedido llegó rápido y bien
ANTONIA CANO Antonia
19 Dias
Los productos son buenos, aunque caros. Pero al final optas por la calidad no por el precio.
V GL
20 Dias
Todo ha resultado EXCELENTE.
JOSE